Hacia calor a cualquier hora del día...
esperaba siempre que volvía a aquel sitio que el clima hubiese cambiado; pero no, todos los años era igual.
El aire era tan denso que la sal se pegaba en todo el cuerpo quedándose como una costra.
volvía a casa y tu me esperabas con un beso:
-sabes a mar... (suspiro)... hueles a mar .
y sonreíamos...
(siempre ha sido mi frase favorita).
hacia frío a cualquier hora del día...
llena de capas de ropa me siento expuesta.
*la frialdad de la madrugada hacia que nuestros cuerpos se juntaran,
entre sueños me besabas y decías: te quiero.....
No hay nada irónicamente dulce, que el sabor a mar en la piel.
ResponderEliminar¡Besos!
Raisa!!!
ResponderEliminares cierto, todo lo irónico tiene un bello encanto...
hace siempre que la piel se ponga chinita!
abrazos guapa!
:)